Slava's Snowshow
Este espectáculo teatral goza de gran prestigio internacional y va llenando las salas allá donde vaya. Acumula numerosos premios y más de 4 millones de espectadores en sus más de 20 años de trayectoria. Y por suerte, todos los años se acerca a algún punto de la geografía española. Este año el premio ha caído en Madrid, en los modernos Teatros del Canal.
Slavas Snowshow es un espectáculo de clowns con sencillo argumento, escenario minimalista y con unos sketches similares a los que interpretan los clowns callejeros que nos podemos encontrar actuando en parques o calles principales.
La obra consigue transmitir alegría y buen rollo. Y es que el principal artífice de esta obra es el payaso ruso Slava Polunin, que forma parte de los creadores que dieron vida al espectáculo Alegría del Cirque du Soleil.
El gran mérito de propiciar este juego de emociones es conseguirlo con elementos tan sencillos y cotidianos cómo una escoba, una cama, una cuerda, un perchero, una gabardina o unos simples globos.
A los actores se les nota que disfrutan haciendo sus payasadas, lo cual propicia el contagio a los espectadores arrancándanos unas cuantas sonrisas con sus simpáticas bobadas.
Pero si hay algo que asombre a los espectadores son esos momentos del espectáculo en los que el público cobra un papel protagonista. Los clowns interactúan con los presentes, andando sobre los respaldos de las butacas, gastándo pequeñas bromas, volcando cubos de confeti o salpicando agua.
Pero hay tres puntos culminantes de este show interactivo. Uno de ellos es cuando los espectadores son cubiertos completamente por una enorme tela de araña, tras un sketch donde uno de los clowns esta jugando con unos hilos y acaba enredado, implicando finalmente a todo el público.
Otro momento estelar llega con la simulación de la época invernal, donde una tromba de copos de nieve (papelitos blancos) son lanzados fuertemente y a gran velocidad sobre el patio de butacas, alcanzando a todos sus espectadores. Un gran estruendo y fuerte vendaval a la vez que suena la música apocalíptica de Carmina Burana.
Y en el momento de la despedida llega el broche final con una gran fiesta de globos gigantes sobrevolando las cabezas de los espectadores, haciendo disfrutar a pequeños y grandes con este gran parque de bolas en el que se convierte por unos minutos la sala del teatro.
En definitiva, un espectáculo de gran belleza y estética visual que nos hará pasar un rato de lo más agradable y sorprendente. Un viaje onírico con una historia atemporal y universal, donde no se emplea ningún idioma, solamente los gestos y sonidos mundialmente conocidos.
Como recomendación final: para una mayor inmersión en este espectáculo lo ideal es adquirir las entradas en el patio de butacas, puesto que es una prolongación del escenario y nos sentiremos protagonistas de esta divertida historia, que hará las delicias de pequeños y mayores.
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